La neurociencia no sólo tiene aplicaciones prácticas convencionales, sino también en campos más insólitos que buscan expandir horizontes y superar barreras. Esto queda demostrado en un experimento que logró enseñar a ratas a jugar el popular videojuego shooter de Id Software: “Doom”.
El protagonista de este sorprendente experimento es Viktor Tóth, un neurocientífico húngaro reconocido por su interés en el campo innovador de las interfaces cerebro-computadora. A pesar de que su campo de estudio puede ser sumamente serio y relevante, Tóth decidió realizar un desafío curioso: enseñar a ratas de laboratorio a jugar “Doom”.
¿Qué es Doom?
"Doom" es un videojuego lanzado en 1993 que es considerado uno de los pioneros en el género de disparos en primera persona (FPS). Aunque actualmente pueda parecer un juego del pasado, en su momento revolucionó la industria de los videojuegos para los primeros ordenadores personales, y continua con entregas hasta la actualidad. Creado por ID Software, “Doom” añadió características innovadoras para su época, como el juego en red multijugador y la posibilidad de que los usuarios crearan modificaciones a través del formato “Doom WAD”.
Esto último es precisamente lo que le dio un valor duradero al juego, ya que su motor de juego fue utilizado en una variedad de formas creativas. La franquicia se ha convertido en una de las más exitosas en la industria, expandiéndose a cómics, juegos de mesa y adaptaciones cinematográficas. Entrenamiento de las ratas para jugar “Doom” El enfoque de “Doom” es simple pero adictivo: como un marine espacial, el jugador debe sobrevivir a los ataques feroces de demonios y zombis. Pero, ¿cómo surge la idea de entrenar a ratas para jugar este juego? La respuesta dada por Tóth en una publicación de ciencia y tecnología es directa: "¿por qué no?".
Este experimento involucra muchos de los intereses de Tóth, como el software, la neurociencia y las interfaces cerebro-computadora, un campo que lo intriga. Tóth encontró inspiración cuando leyó sobre el proyecto Neuralink de Elon Musk. La clave para él fue que parte de la capacidad cognitiva que estudiaba ya estaba presente en las ratas. Tóth se embarcó en una misión para lograr su objetivo: entrenar a las ratas para que jugaran por sí mismas al “Doom II”. Utilizando scripts en Python, diseños impresos en 3D, habilidades técnicas y un poco de ingenio, construyó un pequeño entorno de realidad virtual para enseñar a sus inusuales estudiantes. Lo logró por menos de 2000 dólares (unos 1760 euros). El proceso se describe en detalle en su publicación de 'Medium'.
Para probar su teoría, Tóth dedicó tiempo a familiarizarse con tres ratas de laboratorio, a las que llamó Romero, Carmack y Tom. Estos roedores tenían cerca de ocho semanas de edad. El entrenamiento fue gradual: adaptarse al entorno, luego al arnés que los mantenía sujetos a una bola giratoria, después recorrer los pasillos de Doom y, finalmente, eliminar enemigos y abrir puertas. Tóth invirtió horas de entrenamiento, pero el resultado es evidente. Se necesitó paciencia, afecto y, sobre todo, agua endulzada que fluía a través de tubos para recompensar el comportamiento "correcto" de las ratas. El video que muestra su logro ya cuenta con más de 450,000 reproducciones en su canal de YouTube.
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