Chile es el país de América Latina con el menor número de mujeres en el sector de la tecnología. Según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), solo un 35% de los trabajadores del área TI en Chile son mujeres. Esto significa que Chile tiene una brecha de género del 65% en el sector tecnológico, la mayor de toda América Latina.
Chile enfrenta actualmente un desafío significativo en el ámbito de la tecnología, ya que ostenta la menor proporción de mujeres trabajando en este sector en América Latina. La participación femenina en tecnología no solo es una cuestión de equidad, sino que también se presenta como una estrategia inteligente para potenciar la innovación en un mundo digital en constante evolución.
Según un estudio llevado a cabo por IT-Talent, el promedio de presencia femenina en el sector tecnológico a nivel regional es del 23%, mientras que Chile se sitúa por debajo de esa cifra con un 18%. Esta brecha se refleja también en las elecciones académicas, donde solo el 35% de las mujeres optan por carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Esta cifra es preocupante, sobre todo considerando que se proyecta que para el 2050, el 75% de los empleos dependerá de conocimientos en estas áreas.
Ante este panorama, han surgido diversas iniciativas, como el evento "Women in Tech" de Xepelin, que se celebra anualmente para reconocer y destacar la contribución de las mujeres en el sector tecnológico. Estas acciones buscan fomentar el interés y la participación activa de las mujeres en el mundo de la tecnología.
El desafío va más allá de la falta de representación actual; históricamente, las mujeres han enfrentado estereotipos de género, carencia de modelos a seguir y barreras culturales que han limitado su participación en disciplinas como programación, ingeniería y ciencia de datos. No obstante, el escenario está evolucionando, con empresas y organizaciones implementando programas de mentoría, eventos educativos y becas específicas para mujeres, con el objetivo de cambiar paradigmas y fomentar una mayor diversidad en el sector tecnológico. Este cambio es esencial para aprovechar todo el potencial innovador que ofrecen las mentes femeninas en un entorno tan dinámico como el tecnológico.
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