Dispositivos electrónicos como celulares y tablets son una presencia constante en la vida diaria. Sin embargo, el uso de estas tecnologías por niños menores de 5 años ha generado preocupación entre padres, educadores y profesionales de la salud debido a sus posibles efectos negativos en el desarrollo infantil.
Desarrollo cerebral y pantallas
El cerebro de un niño pequeño es extremadamente plástico y está en una fase crítica de desarrollo. La estimulación adecuada durante este periodo es esencial para el desarrollo cognitivo y emocional. La exposición excesiva a pantallas puede interferir con este proceso, sustituyendo el juego activo y creativo, esencial para el desarrollo cerebral, con actividades pasivas que limitan la creatividad, la resolución de problemas y las habilidades motoras.
Impacto en la interacción social y el sueño
El tiempo frente a las pantallas reduce la interacción social con pares y adultos, crucial para el desarrollo del lenguaje, la empatía y las habilidades sociales. Además, la exposición a la luz azul de los dispositivos electrónicos puede afectar negativamente los patrones de sueño, esenciales para la consolidación de la memoria y el desarrollo cognitivo.
Consecuencias físicas, emocionales y cognitivas
El uso excesivo de tecnologías también puede afectar el desarrollo integral de los niños. En el aspecto físico, se asocia con estilos de vida sedentarios que contribuyen a problemas de salud como la obesidad infantil, y limita la actividad física necesaria para el desarrollo de habilidades motoras y la salud general. En el desarrollo emocional, el uso de pantallas puede limitar las oportunidades de aprender a regular las emociones a través de interacciones reales, llevando a dificultades en la gestión de emociones y comportamientos.
En el ámbito cognitivo, la exposición temprana y prolongada a las pantallas puede afectar la capacidad de atención y concentración de los niños, dificultando su involucramiento en actividades que requieren enfoque y esfuerzo mental sostenido.
Recomendaciones para Padres y Educadores
Para mitigar estos riesgos, la Academia Americana de Pediatría recomienda evitar el uso de pantallas para niños menores de 18 meses, excepto para videochats, y limitar su uso para niños de 18 a 24 meses a actividades muy supervisadas.
Para niños de 2 a 5 años, se sugiere no más de una hora al día de programación de alta calidad. Además, es crucial priorizar actividades que involucren movimiento físico, juego creativo y exploración del entorno, así como promover un sueño de calidad al evitar el uso de pantallas al menos una o dos horas antes de dormir.
Los primeros años de vida son una etapa crítica para el desarrollo, y es responsabilidad de los adultos garantizar que los niños tengan las mejores oportunidades para crecer y prosperar en un mundo cada vez más digital. Limitar el tiempo de pantalla y fomentar actividades saludables es esencial para un desarrollo integral y equilibrado.
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